Tras la fiesta de la cruz el tres de mayo
Cuyas flores ya marchitas deshojamos
nos sentamos en amena merendilla,
como siempre a la sombra de su ocaso.
Y es así como nos deja lozanía,
recordando su belleza celebramos
en su adios con unos ricos
caracoles,
en tertulias compartidas
entre arrullos de la aves
nuestros Patios.
Con el sol que acaricia ya templado,
y las flores colganderas adornando,
nos sentamos en la paz de la armonía
una tarde que ha dejado
marchitarse nuestra cruz
el mes de mayo.
Pilar S.
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