La novena es para nosotras un despliegue de vida interior que revierte en novedad y alegría renovada, en el cariño compartido con nuestro pueblo.…La parroquia se llena de flores blancas, nuestra Madre de la Merced preside con su presencia el altar y lo llena todo.
Nuestro Párroco, ha iluminado sencilla y profundamente el sentido carismático de nuestro ser mercedario en el pueblo y en el mundo, nos ha acercado en amistad a todas las personas que desde siempre han estado vinculadas a nuestra casa, se hacen unas con nosotras en ensayo diarios, en compartir el Espíritu festivo de nuestro discurrir diario.
El día 24…las campanas de la parroquia alzan el vuelo…¡es nuestro gran día! desde por la mañana, con la ambientación del rezo de laúdes entra en nuestro espíritu, el gozo contenido. La Eucaristía en el Salón con Ancianos y personal de la casa ¡Todos somos Merced! Es hermoso sentir la unidad, la amistad y el encuentro. Se sigue luego la comida, que nos vuelve a reunir: Patronato, allegados, personal de la casa, envueltos en tertuliana comida desgranamos el tiempo que sabe a fiesta.
A las 20,30 la solemnidad de la Eucaristía. El altar es un dosel de flores, el brillo se extiende por el recinto como una aparición de belleza, la Eucaristía es un caudal contenido de vida, que va desgranando semillas de Dios en María.
Al final de la tarde, tras la Eucaristía, La cofradía Merced y caridad, ofrece en nuestro nombre en los salones parroquiales, una cena, fugaz, Ellos se hacen eco de su pertenencia al carisma mercedario, agradecen nuestra presencia en su vida y en el pueblo. Expresan su cariño.…El beneficio recaudado en la cena es para nuestro proyecto solidario en Haití.
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