Un año más en nuestra parroquia celebramos el sacramento de la unción de enfermos. Marco muy distinto, que nos lleva a otros cielos y otra tierra, donde brota la gracia y en el que intuimos que de algún modo, Dios se cuela en lo más recóndito de nuestro ser como una unción, y nos hace sus portadores, nos limpia, nos da vida eterna, y salimos como rejuvenecidos, ungidos de Espíritu santo.
La amena homilía, paciencia, la compañía y ayuda en desplazamientos hacia la Parroquia...…todo hace de este día un soplo de ternura y contento.
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