Día del enfermo
Ungir mis manos y mi frente,
Sentir tu fuerza sanadora en nuestra nada
En este cuerpo cansado tras la brega
De un duro atardecer de madrugada.
Mostrar nuestras heridas, en las palmas
Llenar el corazón con tu Palabra
Recibir el oleo como sello
Igual que una caricia en nuestra alma.
Sentir que eres Tú, Jesús que pasas,
Que en nuestra misma realidad te hallas
Que miras nuestro rostro y acompasas
al reloj de tu vida mis pisadas.
Invitados comimos de tu mesa
acogidos y amigos en tu casa.
partiendo el pan de tu mirada amiga
Bebimos vino de tu sangre dada.
partiendo el pan de tu mirada amiga
Bebimos vino de tu sangre dada.
Nos hablas de que somos siempre tuyos
Compañero de amores
¡Nunca fallas!!
¡Nunca fallas!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario